Entre dos mares sigo,
siempre estoy soñando,
y solo sobra de mí el tiempo
de mi corazón oxidado.
Como pollo sin cabeza rebusco
en los recuerdos de tus besos,
y con los garabatos de tus rizos juego
entre las nubes de tu pelo.
Por la boca vivo como el pez,
de los suspiros que en ella guardo,
como soldadito marinero
escuchando olas en el asfalto.
Cuando su ombligo muestra
a la luna yo sonrío, mientras
de mis sueños más lindos
los trozos de cristal encajo.
Entre la espada y la pared seguiré
con la casa por el tejado,
y hasta perder el conocimiento beber
no quiero de un whisky barato.
Sí disfrutar de este vino
por mis medallas de cartón,
porque hoy me acordé de ti
como todos los días
de este buen castigo.
Y para que jamás se pierdan,
en esta cajita de música guardo
sonrisas y besos,
miradas y abrazos.
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