EL RELATO DE LA BATALLA

En los últimos dos años le has dado mucho al fútbol. Tu estilo de juego ha maravillado a todo el planeta y por eso, muchos niños te eligieron como su segundo equipo. Jamás se habían visto tantas camisetas tuyas fuera de tu tierra.

Por eso el fútbol fué grato contigo. Por eso el fútbol te dió incluso cuando no lo merecíste. Porque fue la fe en un estilo y la fe en la victoria lo que más te acercó a ella.

Pero tus hijos cometieron un error mayúsculo. Ayer, en una nueva batalla, fueron del mismo modo que a Glasgow. Se creyeron superiores desde los prolegómenos y los dos goles que te regaló un portero grande y patoso no les ayudaron demasiado a bajar de las nubes. Más de uno estaba pensando de donde sacar el dinero para el próximo viaje. Y el fútbol siempre exige su parte y ayer se la cobró, con la crueldad que suele hacerlo.

Ayer no fuiste superior al contrario. Porque ayer, en los primeros minutos sin tener la pelota - que bien tocaba la pelota el Fenerbahçe - te encontraste con dos goles.

Pero con un nuevo error garrafal a balón parado insultastes al fútbol, y eso el fútbol no lo perdona. Tu genio salió a relucir y marcaste un tercer gol, este sí a tu más puro estilo. Pero la gente ya había vuelto a la tierra, la gente ya era consciente que otro gol de los turcos/brasileños te llevaban a la prórroga, y la gente sabía que por desgracia, en la segunda parte habría más jugadas a balón parado.

Y claro, llegó la segunda parte al mismo tiempo que se fué la fe en la victoria. Los brasileños tocaban y tocaban y los medios centros del sevilla corrían y corrían tras un balón que ayer se enamoró de los que mejor le trataron.

Y pasó lo que todos sospechábamos que iba a pasar. Balón parado, gol, prórroga y penaltis. Y en los penaltis, esta vez el fútbol fué justo con el Fenerbahçe igual que lo fué contigo en Glasgow. Porque no se te puede olvidar jamás que el fútbol es vengativo y odia la falta de fé.

Esa fé que tu entrenador demostró no tener y que mal pudo transmitir con el cambio de Luis Fabiano por Renato. Ahora querías la pelota Manolito, para qué, para salir a la contra o para esconderla. Pues ni una cosa ni la otra.

Mientras tanto, a Jesús Alvarado se le va de nuevo la pinza y se dedica a crucificar a los jugadores ensalzando al entrenador, cuando la gente ya había dictado sentencia contra el mister. Un entrenador que dice que las jugadas a balón parado no se entrenan. Un entrenador que no sabe evitar que los dos goles sean convertidos por futbolístas contrarios completamente sólos en el segundo palo. Un entrenador que demasiadas veces ha declarado no saber por qué pasan las cosas.

Por esto se fué la gente hablando del que estaba el año pasado. De ese con el que estabamos jústamente eliminados ante el Shakhtar y un milagro nos dió la vida. De ese que le regaló una banda entera a un tal Riera y que por poco no nos inmola en medio de una final de la UEFA.

Ayer pasó lo que tuvo que pasar, ganó el mejor, el más serio, el que mejor trató el balón, el que más claras tenía las ideas, y el que esperó a la tanda de penaltis porque sabía que la fé estaba de su lado.

Enhorabuena Fener.