sábado, 9 de agosto de 2008

EIRE: LA ALEGRÍA DE VIVIR

La lluvia ya cesaba y su caricia se dejaba sentir sobre el rostro como besos de angel. El suelo, coquetamente adoquinado, resplandecía mojado con las luces de aquella noche cerrada, ofreciéndose alegre a conducir aquel flujo de vida como si el sol aún estuviese dominando el cenit. La sensación de pasear sin pensar en la dirección que tomar era tan familiar que nos hacía sentir extrañamente relajados. Sólo había que dejarse llevar y eso lo aprendimos pronto.
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Al fín decidimos entrar a conocer, a aprender, a beber y a vivir. Tras aquella roja puerta reinaba la alegría. Las sonrisas iluminaban la sala como si el tiempo se hubiese detenido en el mejor de los momentos. Difícil se hacía moverse con una pinta en la mano, pero los caminos se abrían por arte de magia, una magia nacida de los corazones de aquella amable gente. El suelo de madera centenaria crujía humedo de cerveza furtiva al son de los piés que alegres marcaban el compás. Compás, qué palabra tan andaluza en aquella isla tan al norte del paraiso andaluz. Pero eso era lo que corría por las venas de aquel orgulloso pueblo, ritmo y compás. Un ritmo irrefrenable que marcaba los latidos del corazón de todos los que allí estábamos. Un ritmo que hacía sentir como la sangre fluía por las venas con una libertad tal que embriagaba los sentidos. Aquella música simple pero maravillosa, étnica, racial y libre como ninguna otra, nacida de la más vieja de las tierras, indicaba con su embrujo el camino a seguir, un camino libre de trabas, un camino henchido de luz, un camino de verdes campos salpicados con el amarillo de sus flores. Una sensación reinaba en el ambiente, el ahora es más importante que el mañana, sonríe amigo, el mañana aún tardará en llegar.
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En unas horas la vida continuaría, la rutina volvería a todas esas vidas, pero aquella gente de eterna sonrisa y ojos brillantes, tan distinta y tan extrañamente parecida a nosotros, nos enseñaba algo que nuestros ancestros ya descubrieron al sur del Edén:
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"Vendrán de los más alejados confines
traerán sus lenguas y sus costumbres
y creerán que nos han conquistado,
pero cuando regresen a sus hogares
se sentirán tristemente vacíos,
porque en nosotros habrán descubierto algo
que pese a todas sus riquezas
ellos nunca tendrán,
la Alegría de Vivir".
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Mientras tanto, su música seguía elevando nuestros espíritus, las sonrisas brotaban de las mismísimas fuentes del alma, y aquel ritmo seguía marcando los latidos de todos aquellos corazones, sus corazones, nuestros corazones, tan lejanos, tan iguales y tan hermanos como ningunos otros en el mundo. Los de aquella gente. Aquella gente que se nos entregó hacía años aquí en Sevilla. Como dice mi padre, "los buenos". Mi gente.

Boomp3.com

6 comentarios:

Anónimo dijo...

"Hay música en el aire, música alrededor nuestro, el mundo está lleno de ella y simplemente tomas la que necesitas"

Edward Elgar

PD.Lo unico que como sirena puedo decirte es que es un placer nadar en sonidos.

nefer dijo...

GLAUQUITA, verdaderamente milagrosos son los efectos que la música produce en el "alma" de las personas.

1BESO.

Anónimo dijo...

Acabo de acordarme de la música que sonaba cuando te lei... una de laspelículas de aquel maravilloso ciclo clásico...

Anónimo dijo...

Se me van solos los pies tan sólo de recordarlo!!

GRANDE NEFER!!

Ibrahím.

el aguaó dijo...

Amigo, he salido de debajo de la sombrilla para actualizar y visitar a los amigos, entre los que te encuentras.

Compruebo que no te ha abandonado el buen hacer.

Un fortísimo abrazo desde Isla Cristina amigo.

nefer dijo...

Espero que descanses, bueno mejor que no descanses de lo bien que te lo estes pasando.

1BESO.