LA VERDAD DE LA FIESTA

Carbo miarma, en este vídeo hay más verdad de la que te puedes llegar a imaginar. Esta es la verdad de la Fiesta.

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Este torero se llama Alejandro Talavante Rodríguez y nació el 24 de noviembre de 1987 en Badajoz. Las imágenes son de su confirmación de alternativa en Las Ventas, el 8 de abril del año pasado. Las cuentas están claras, se estaba jugando la vida con 19 añitos. ¿Este hecho te parece frívolo? o mejor ¿lo llamarías fraude?.

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Este toro se llama Burganero, y digo bien se llama, porque a ningún aficionado que haya visto esta faena olvidará su nombre, que pesó 603 kg., que tenía en el costillar el número 30 y el hierro de la Ganadería de El Puerto de San Lorenzo.

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Vamos a aprender un poquito, que nunca viene mal para saber lo que se ve y lo que se habla.

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¿Has visto cómo cuando Talavante lo quiere torear de capa el toro lo ve y sale corriendo en dirección contraria? Te imaginas por qué ¿verdad? Eso no es normal en un toro bravo, eso indica que el toro no quiere ir a la cita.

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¿Te has fijado que en cambio el toro sale disparado para el caballo de picar? ¿Te has percatado que ha cogido desprevenido al picador que lo para como puede? ¿Te has reído cuando al monosabio casi no le ha dado tiempo de tirarse de cabeza al callejón? ¿Has visto que un subalterno corre detrás del toro? Bien, el toro no va hacia el caballo de picar, va hacia los chiqueros, por donde ha salido, a donde intenta volver y donde nunca se debe de picar un toro. Los toros se pican justo en la parte contraria de la plaza, porque si el toro embiste a un caballo que está a contra querencia está demostrando que es bravo. El subalterno que corre detrás lo que está intentando desesperadamente es que no llegue al caballo, porque eso no está bien y va en contra del reglamento.

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¿Te ha sosprendido que el toro cuando siente el roce de la puya salga pegando saltos? Coincidiras conmigo que pocas veces habras visto a un toro bravo hacer eso ¿verdad?. Lo normal en un toro bravo es que se quede en el caballo casi sin importarle lo que sucede. Pero éste no. Este corre al hilo de las tablas. ¿Sabes lo que está haciendo? Busca una salida. Te puedes imaginar lo difícil que fué picar a este toro.

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Supongo que ya habrás llegado a la conclusión de que este toro estaba demostrando ser un manso de solemnidad.

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Pero a veces los toros mansos rompen a embestir. ¿Que por qué?. ¿Que cómo?.

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El toro manso no quiere saber nada de porfías, excepto cuando se cree que puede ganar. Entonces embiste como éste lo hace, queriéndose comer la muleta, tanto que por poco no se la come, pues esa embestida no le hace daño y le hace sentirse poderoso, piensa que lo que va delante de él está huyendo y por tanto él va ganando. El único problema de los mansos es que cuando se cansan de embestir, se rajan y se aculan en las tablas como último recurso. ¿Te puedes imaginar lo difícil que es templar la embestida de un toro que acomete de esta forma sin que consiga enganchar la muleta?

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Pero claro, para eso hay que ir a buscar al toro a su terreno, cerca de los chiqueros, allí de donde el toro no quiere moverse, pues es por donde quiere volver a entrar. Y qué hace Talavante, se va a la zona del 6, a la querencia del manso, a jugársela allí donde el toro quiere, le pone la muleta plana y se queda quieto, muy quieto, con los pies plantados en el suelo, mientras el toro gira a su alrededor con tanta ansiedad que casi no le deja colocarse entre muletazo y muletazo. Pero sabes qué, a Talavante no le hacía falta colocarse porque no se movía del sitio. El toro creía que podía coger algo, cuando era Talavante el que conducía al toro por allí por donde quería. Esto es torear. Esto es verdad en estado puro.

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Pues aún así, hay aficionados que le quitan mérito a esta faena, que consideran que toreó poco con la mano izquierda, la de más peligro; que el toro lo que quería era huir y que Talavante le ponía la muleta delante para aprovechar la estampida, que no embestida, del toro; que el toro aunque manso no tenía malas ideas, no quiso cogerle ni una vez, no se revolvía a mitad del muletazo, no le buscó los tobillos nunca, sólo quería huir, pegando ese saltito al final de los muletazos. Son los que consideran que lo verdaderamente difícil es triunfar con un toro bravo, al cual como no se le haga bién las cosas, termina mandando él. Para que veas la exigencia del buen aficionado, que no quiere por ningún concepto que el torero tenga la más mínima ventaja frente al toro.

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Pero la verdad es que muy poquitos toreros son capaces de vaciar la embestida de este manso como este niño lo hizo, enroscándoselo a la cintura. Otros toreros se lo habrían quitado de en medio, lo habrían aliñado por los costados y a "juí".

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Te puedo asegurar que si Talavante hubiese dudado lo más mínimo, si se hubiese movido, el toro lo habría visto y se lo habría comido por los piés. Pero se quedó quieto. Sí, se quedó quieto con un toro de 600 kilos embistiendo como un tren de mercancías a su alrededor.

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Esto, amigo carbo, no es un fraude, no es mentira, esto hace que el corazón lata muy rápido, aún cuando sabemos que es un vídeo.

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1BESO.